Joker (crítica general)

Joker.



Lo primero que voy a dejar claro es que, en mi opinión, no se trata de una “obra maestra”, sino de una buena película, muy bien estructurada en líneas generales, si bien dispone de un desarrollo lento - aunque este punto le ayuda a aumentar la tensión del espectador en múltiples momentos -, y con un tono bastante más “oscuro” que sus predecesoras.

Pues bien, lo segundo que deberíamos hacer es desvincularla del resto de adaptaciones e indudablemente de interpretaciones.


El Joker de Joaquín Phoenix (majestuosa su interpretación) es un personaje que transmite tristeza y no pavor.


El Joker es un hombre enfermo. Aquí cabe destacar un error en el uso de vocablos: no es lo mismo trastorno que enfermedad, ni tampoco síndrome. Son conceptos muy diferentes. Arthur está tan enfermo como la sociedad que le rodea en Gotham, y el filme va describiendo muy bien tanto sus factores causales como su progresión.
El Joker llora cuando ríe de forma descontrolada, incluso delirando, alucinando y matando; distorsionando hasta la percepción del entorno con el que interactúa; un entorno que tan solo necesita ese veneno mental y letal para desatar el caos en la ciudad. El componente narcisista empeora aún más el pronóstico.


Para profesionales sanitarios que trabajan con enfermos psiquiátricos seguramente no será la película del año, pero sí un trabajo muy logrado con un personaje principal con el que poder empatizar de forma muy profunda, si bien cualquier espectador debería separar esa sensación de comprensión y tristeza hacia el personaje de la posible sensación de “justicia social” (difícil división si uno escucha al público nada más salir por la puerta de la sala del cine). 

En cuanto al componente visual, ni qué decir, se trata de un trabajo sumamente cuidado y brillante. Los planos están tan logrados que convierten a la cinta en una obra de arte para los sentidos. No se queda atrás el componente musical, haciendo una magistral simbiosis con el protagonista durante el transcurso. Ni siquiera quedan atrás las letras de presentación y desenlace. 

En cuanto al componente interpretativo, solo resaltaría mi falta de magnetismo con Robert de Niro.
Ya en el trailer intuía un alejamiento con su rol venidero; no me equivocaba: lo noto muy sintético, forzado y en la misma línea de otros títulos, que poco “cuaja” con la esencia general de todo lo que debería rodear a la trama. Ya que menciono la palabra forzado, integraría un intento bien calado pero rozando la delgada línea roja de la extrema casualidad: la historia entre varios de sus personajes secundarios y sus nexos. Valiente y sorprendente creación resultante. Por otro lado, si estáis buscando una película de acción, con héroes o superhéroes rondando, mejor que invirtáis en otros títulos.


Es un filme con un logrado componente psicológico (y psiquiátrico) que enmarca, además, a un individuo ninguneado, aislado, tildado de “bicho raro” y “apaleado” por la sociedad que le rodea, intentando buscar el calor o amor allá donde puede: su mente; llegando a ser un monstruo humano convertido en líder de masas decadentes.


Como curiosidades adicionales, he decir que ha habido un momento que he sentido como extraño “dejavú” (escena de los aseos), recordándome a “El resplandor”. En el 
desenlace, por no contar espoilers, sucede algo que casi roza lo puramente “freak”. También existe un sutil y probable acercamiento y homenaje al Joker de Ledger en diferentes escenas. Para finalizar, existen igualmente momentos de auténtico “surrealismo realista” - uno de ellos incluso podría aludir y recordar a algunos hechos violentos acaecidos públicamente hace años en EEUU -.

En resumidas cuentas, si queréis adentraros en la locura creativa del séptimo arte, esta podría ser la mejor ocasión y alternativa actual para ello.
Ojalá y le concedan al menos la nominación a Joaquín Phoenix por su excelente trabajo.


Mientras tanto, más disfrutar de forma particular y menos comparar.

Fran García 
(Escritor y guionista



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